Mientras muchos preconizaban un cambio de ciclo en el calendario, otros acabábamos el año confirmando que existía vida más allá de Breaking Bad. Movistar + estrenaba el último trabajo de Brian Cranston como Michael Desiato, un juez de Nueva Orleans, que traspasaba todos los límites éticos para intentar esconder el atropello y fuga en los que se veía involucrado su hijo (Hunter Doohan). Un thriller dramático y judicial de altura dirigido por Peter Moffat -autor de la loable The Night Of (2016)-, quien adaptaba a su vez la serie israelí Kvodo (2017).
La propuesta gira en torno a una cuestión familiar: ¿hasta qué punto uno es quien de transgredir cualquier norma con tal de proteger a su hijo? ¿Cuáles son los límites morales y éticos cuando entran en juego los afectos? Y digo familiar porque son cuestiones presentes no solo en las figuras de los antihéroes que caracterizan la ficción televisiva, sino también en la novela que dio a conocer al escritor holandés Herman Koch, La cena (2009) o Defending Jacob (2020), uno de los títulos más notables del pasado año que, quizás, pasó desapercibido por formar parte de una plataforma “minoritaria” como Apple TV.
El primer episodio es fantástico. El director Edward Berger se toma tiempo para acompañar a Adam en el desgraciado accidente. Frustración, tragedia y dolor. Después el deber de confesar todo a la policía, una decisión consensuada con el padre, que saltaba por los aires cuando descubrían que la víctima era hijo del jefe de la mafia local, Jimmy Baxter (Michael Stuhlbarg). A partir de ahí comienza la carrera contra reloj de un hombre respetado en su entorno, un profesional de la justicia habituado al proceso e investigación policial, que viaja a la otra orillla de la legalidad. Ver cómo el padre cae en la tela de araña de mentiras y engaños, como emplea los conocimientos de su trabajo para adelantarse a los acontecimientos, me mantuvo atrapada cada semana. Eso y Cranston, que está magnífico.
Enraizada en la trama principal se unen varias secundarias en las que intervenien un destacado elenco: Isiah Whitlock Jr., Amy Landecker, Carmen Ejogo, Margo Martindale o Maura Tierney. Y, como telón de fondo, una Nueva Orleans con problemas de seguridad y violencia en las calles, y donde conviene lidiar con el racismo policial. Lo único que temo en este momento, el ecuador de los diez episodios, es que no se cierren todos los hilos o que acaben por estropearlo con giros imposibles. Pero, por lo de ahora, ver como lo que acontece en plano (es de esas series donde no nos toman por idiotas con la evidencia de los diálogos) y sospechar como cambian los límites morales semeja un buen plan hasta febrero.
Your Honor (CBS, 2020)
Me gusta todo lo que leo, Spoty. Por aquello de cuestionarnos que debe ser, también, lo que nos hace estar ocupadamente vivos... Apunte ahí para la próxima reunión de la comunidad lo de fijar la bajante del patio de luces y revisar la ley del Menor. Hablar sobre responsabilidades, culpas, engaños y vulnerabilidades está reñido con el té de media tarde, entiendo. Pero ya sabe lo que me gusta la lucidez de un cerdo, que siempre es más objetivo que un humano de dos patas.
La ventaja de no tener hijos es que no tienes que plantearte estas cosas, aunque por otra parte, ¿lo mismo valdría para cualquier relación? Si pienso en entregar a la justicia a mis familiares porcinos la cosa se pone complicada. A algunos los entregaria sin reparo pero con otros me costaría más. En resumen, creo que tendría que verme en el caso.
A dónde llegan los afectos y la moral, ¿qué pesa más? ¡Ja! Srta. Doe, ¡qué cuestiones nos trae! Porque al final nos estamos cuestionando las relaciones p/materno-filiales y las formas de crianza. Tendemos a proteger a aquellos que queremos, pero ¿hasta dónde la protección implica falta de confianza en las capacidades del otro y acaba suponiendo la lóg…